SUFRIMIENTO

Estándar

Hace unos meses estaba esperando en la parada del autobús para volver a casa. Estaba inmersa en mis pensamientos pese al tráfico y a las demás personas que esperaban al igual que yo. Pero algo interrumpió mi flujo de ideas. Una persona se había sentado a mi lado. No me paré a fijarme en quien era, ni en su aspecto ni nada. Me volví a adentrar en mi mundo. Pero algo volvió a interrumpirlo.

Solo pude vislumbrar un escupitajo que iba en la dirección en donde yo estaba sentada. Acto seguido, oí una exclamación de sorpresa a mi derecha que fue imitada por la persona que tenía a mi izquierda, que finalizó con una simple palabra: “¡Mala!”

No me dio tiempo a reaccionar, porque instantes después llegó el autobús y me subí. Empujada por mi curiosidad, me senté al lado derecho del vehículo para poder ver con detenimiento a aquella persona que se había sentado a mi izquierda. Mujer de unos cuarenta años, desarreglada, desaliñada y harapienta con una lata de cerveza en la mano. Pese a lo extraño de la situación, no pude ponerle adjetivos, no pude emitir un juicio, mi cerebro solo fue capaz de percibir el aura de ira que desprendía. Un aura de dolor, un aura de sufrimiento, un aura de odio y mientras el autobús emprendía su trayecto, solo pude sentir lástima y compasión.

Ese es solo uno de tantos ejemplos de sufrimiento que hay en el mundo, sin irnos muy lejos. Existe sufrimiento en todo el mundo. Guerras, hambruna, enfermedades… no quiero entrar en tópicos, aunque ese sea el mayor. También existen cosas buenas en el mundo como el amor, la paz y la compasión, pero a veces parece que preferimos aferrarnos a lo malo, como si eso nos hiciera más sabios, más profundos o más buenos. Nada que ver.

Existen cosas malas y me gusta pensar que existen por varias razones:

La primera, es para no volver a cometer los mismos errores una y otra vez (parece irónico, ya que aún después de miles de años de “evolución” seguimos teniendo los mismos problemas: el hambre, la pobreza, la guerra…).

La segunda es para que aprendamos de ellos (otra ironía ya que la corrupción, el tráfico de humanos, así como la vulnerabilidad de los derechos humanos hoy en día se sigue practicando).

La tercera es para poder apreciar lo bueno. Quiero decir, sin la tristeza no se puede apreciar la alegría, sin el desamor no se puede apreciar el amor y sin dolor no se puede apreciar la paz.

Se nos ha concedido la vida para algo. Se nos ha concedido la vida para aprender. Para tropezar, caer y volver a levantarnos. ¿Qué es la vida sino?

rosa