ADIÓS

Estándar

Cuantos abrazos sin dar, cuantas palabras sin decir, cuantos besos por dar. Sentimientos de abandono, de culpabilidad, tristeza, ira o rabia. Cuando alguien importante se va de nuestras vidas nos sentimos vacíos. No sabemos como afrontarlo y hasta que aceptamos su pérdida nos sumimos en un gran pozo.

 Hay personas que desde el primer momento en el que entran en nuestras vidas la cambian por completo y dejan huella para siempre. Si has tenido suerte, al menos habrás conocido a una persona así. Ya escribí hace unos seis o siete años por vez primera que “no se olvida a quien se ama, solo se aprende a vivir sin ella” y eso es lo que pretendo a través de este artículo, aprender a hacerlo más amenamente:

 1. Acepta tus emociones y sácalos fuera. Habla con alguien de cómo te sientes, de los recuerdos que tienes con esa persona, lo bueno que te aportó o cuanto la echas de menos. También puedes llorar, hacer ejercicio, escribir, cantar, componer una canción o lo que te da la gana. Cuando la pérdida es reciente, es como si tuvieras un nudo en tu interior y se trata de desatar ese nudo. Si además de sacarlo fuera puedes conseguir algo bonito o creativo, mejor que mejor.

 2. Una vez que esas emociones amainen, intenta seguir con tu vida. Come, duerme, responde con tus obligaciones. Queda con los amigos, date una vuelta, lo que sea pero distráete. Imagina que es lo que hubiera querido esa persona para ti, imagina que puede verte o que pensaría si te ve en esa situación. Parar tu vida por alguien que se ha ido no es vivir, es como deambular sin sentido en un planeta. No quiero decir que tengas que seguir haciendo tu vida como si nada. Si un día te sientes triste y no quieres salir, no salgas. Si quieres ver una película triste y llorar hasta que se te secan los ojos, hazlo. Si necesitas comer helado de chocolate para calmar tus penas, cómetelo pero que sólo sea un día. No lo alargues, porque entonces estarás parando tu vida. Se trata de tomarte un descanso, de hacer una pausa, con el fin de seguir adelante al día siguiente.

 3. Si a pesar de los dos pasos anteriores se te hace difícil, prueba lo siguiente. Si tienes sus objetos personales, guárdalos en una caja y ciérrala. No escuches las canciones que te recuerdan a ella, no vayas a los sitios especiales con las que hayas compartido recuerdos increíbles con ella, ni si quiera leas mensajes que tengas en el móvil. Se trata de dejar de buscarla. Es como hacer una simulación de que no ha estado en tu vida, es una manera de obligar a nuestro cerebro a que acepte la idea de que no está y no va a estar. Se trata de desconectar paulatinamente con esos recuerdos, para que nuestros sentimientos se apacigüen. Quiero aclarar que no se trata de olvidar a esa persona o de borrar sus recuerdos, se trata simplemente de hacer una desconexión temporal para quitarle intensidad.

 4. Esta es la etapa más reconfortante de todas. Aquí es donde hemos aceptado su pérdida. Aquí es donde lamentamos no habernos despedido, de no haberle dicho lo que tanto queríamos decirle o de que no la hayamos besado o abrazado, pero sin sentirnos mal o sentirnos culpables por ello. Este es el momento en que podemos escuchar la música que nos recuerda, el momento en que podemos ir a lugares compartidos, es el momento en el que la recordamos sin sentir dolor. Ahora es cuando nos despedimos de esa persona sin remordimientos.

 Los pasos que he escrito aquí son mas fáciles de escribir que de hacer. Esto no lo he leído en ningún libro ni en ningún manual, parte de la propia experiencia personal. No he puesto la duración de cada uno de los pasos porque es variable de persona a persona. Al seguir estos pasos no estoy asegurando que no vayas a sentir dolor, tristeza, ni de que nunca más vayas a llorar por esa persona que se haya ido. Sólo intento facilitar todo el proceso de asimilación que a veces tanto nos cuesta concluir para que podamos seguir con nuestras vidas.

«El adiós no es más que la paz para el que se va y el sosiego para quien le espera.»        I.L.

huellas-1

Deja un comentario