CULPA

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¿Cuántas veces hemos pensado que la vida es muy dura, que el destino no está a nuestro favor, que alguien nos está echando un mal de ojo o que tenemos mala suerte? Eso es lo más fácil del mundo, echar la culpa a los demás o en su defecto a la vida o al destino.

Es verdad que algunas cosas no dependen de nosotros, como las catástrofes naturales, o las acciones o el comportamiento de otras personas. Pero cada vez que nos quejamos, nos eximimos de nuestra culpa o ponemos excusas a acontecimientos que pasan en nuestra vida que dependen de nosotros, estamos dejando nuestra “suerte” a libre albedrío, es decir, no nos responsabilizamos de ella.

Pero esa actitud pasiva no nos va a ayudar en nada. Si cada vez que queremos conseguir algo, producir un cambio o mejorar en algún aspecto nos quedamos sentados a ver como pasa el tiempo o la vida, eso que deseamos o soñamos nunca va a pasar.

¿Cuánta gente dice “quiero adelgazar” e intentan hacerlo a través de las dietas milagro? ¿Cuántas personas quieren tener un sueldo mayor sin hacer esfuerzo alguno? ¿Cuánta gente sueña con una casa grande o en su defecto, vivir cómodamente sin hacer nada por lograrlo?

Cuando queremos conseguir algo hacen falta tres ingredientes esenciales: responsabilidad, compromiso y sacrificio. La responsabilidad implica tomar la decisión de hacer que pase nuestro objetivo, o sea, no solo desearlo, sino llevarlo a cabo. El compromiso indica la capacidad de determinar el proyecto, el plan de acción. El sacrificio consta de no decaer en el intento pese a tener obstáculos o que no se den las mejores condiciones para llevarlo a cabo.

Trata de alcanzar tus objetivos porque los sueños no esperan a nadie.

fenix

 

¿Y AHORA QUÉ?

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¿Y ahora qué? A veces la gente se siente vacía, perdida o triste cuando acaban proyectos que emprendieron hace tiempo. Esos proyectos pueden ser de diversa índole: personal, profesional o económico.

A veces el problema consiste en que una vez que acabamos una etapa no sabemos como continuar la siguiente, es decir, que no sabemos lo que queremos. Por ejemplo, sabemos que queremos tener más dinero o ser una persona brillante, pero no especificamos en que consiste eso o como hacerlo. Otras veces el problema consiste en que queremos hacer tantas cosas que de la nada nos vemos sumidos en un caos por querer abarcar todo a la vez y en tiempos reducidos.

En el primero de los casos lo tenemos fácil. Podemos ponernos una meta mayor, bien cuantificada o bien estructurada (se pone un plazo fijo y se determina el proceso a seguir) o bien podemos cambiar de un ámbito a otro. De lo personal a lo profesional, de lo profesional a lo personal, de lo económico a lo personal y todas las combinaciones posibles.

En el segundo caso tenemos que plantearnos cual es nuestra mayor prioridad. Si nos hace falta dinero, nos centraremos en lo económico. Si algún rasgo o alguna debilidad nos impida crecer profesional o personalmente, nos centraremos en convertir esa debilidad en una fortaleza. Si nos hace falta alguna competencia en el ámbito profesional, ahí es donde haremos más ahínco.

Lo que no podemos hacer es planear como será nuestra vida todos los días, todas las semanas o todos los meses. Tenemos que poner énfasis en estructurarlo con unas bases generalizadas para que no sea un completo desorden, pero no podemos controlar como va a serlo, así que lo mejor que podemos hacer es aprovechar cada oportunidad que se nos presente para conseguir aquello que queremos, mientras disfrutamos de la vida.

elección

MONOTONÍA

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¿Cuánta gente habla sobre el mal tiempo que hace? ¿Cuántas personas desean que sea viernes o que llegue el fin de semana? ¿Cuántas personas desean tomar vacaciones? Si estás estresado o cansado es completamente natural que quieras tomarte tiempo libre para ti, pero ¿qué pasa si se debe al aburrimiento, cansancio, pereza, abatimiento, o la frustración?

Si es algo temporal, o algo puntual está bien, pero si llevas años así, tal vez es que no estás aprovechando el tiempo tanto como deberías. No hablo de que todos los días sean de aventuras, de viajes por aquí y viajes por allá o que tengas la adrenalina en la cúspide. Más bien hablo de intentar aprovechar lo máximo las horas del día. No hablo de estrujar las horas, con el fin último de no llegar a tener tiempo libre, ni mucho menos, sino en invertirlos en aquello que nos gusta hacer o que amamos. Algunas horas como las de desplazamiento, de trabajo, limpieza o necesidades básicas son irrecuperables. Si además restamos las horas de sueño, el tiempo que nos queda libre no es mucha, unas pocas horas al día.

Si en vez de malgastar el tiempo en cosas pasivas que no requieren de ningún estímulo, imagínate aprovechándolo en cosas que siempre has querido hacer. Por ejemplo, en aprender a bailar, pintar o dibujar, en practicar algún deporte, o estudiar un idioma. Si no tienes algún sueño o alguna inquietud, prueba a hacer cosas nuevas. Escribe un libro, pinta un cuadro, apúntate a algún concurso de algún deporte de mesa como el póker, el mus o algún deporte más pasivo como jugar a los dardos.

Estoy segura de que esto no va a cambiar tu vida de un día para otro (aunque tal vez sí, quien sabe), pero estoy segura de que con el tiempo sabrás apreciar el cambio que ha habido en ti. Empezarás a disfrutar de todos los días de la semana o querrás descubrir cuales son tus sueños o tus fantasías más ocultas, tal vez descubras tu vocación o empezarás una búsqueda de autoconocimiento. En el peor de los casos, si no te gusta la actividad, puedes sustituirla por otra hasta que encuentres una de tu agrado. Solo inténtalo.

multicolor

 

DIOSES DEL OLIMPO

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Ya he hablado sobre esto antes, pero quería enfatizar más este aspecto. Quería hablar sobre el miedo al rechazo, miedo al que dirán o que opinarán de ti, miedo a que se metan contigo, por el simple hecho de no seguir los cánones de belleza actuales. Hoy en día está bien visto ser delgada, con una melena hasta la cintura como Pocahontas y un bronceado espectacular. En el caso de los chicos, estar musculosos, ir al gimnasio, broncearse, depilarse y que sigan todo un circuito de ritos de belleza. La gente dice que si no se siguen estos estereotipos no se liga, mentira. A menos que la otra persona sea superficial.

Además todo está enfocado a que la gente se obsesione por un físico perfecto (¿perfecto, para quién?), con el único fin de que consuman un montón de productos de belleza, de estética, que gasten dinero en pesas, en gimnasios, en bronceadores, en cabinas para broncearse y un sin fin de cosas más. Además nos bombardean con toda clase de anuncios de colonias, anticelulíticos, de hidratantes y en más productos de la misma índole, donde aparecen cuerpos jóvenes y esculpidos, donde no tienen si quiera un vello enquistado, ni un michelín, ni un poco de celulitis, como si alguien los hubiera confeccionado a medida al gusto de alguien.

No hay más que ver los comentarios despectivos que se hacen sobre el físico (sobre todo en mujeres, aunque en hombres también): que si no tiene pecho, que si tiene las piernas gordas o el culo gordo, o que no tiene culo, que si tiene barriga, que si tiene la piel flácida, que si parece un saco de huesos etcétera. Pero en realidad es esta misma actitud la que hace que los jóvenes de hoy en día cada vez tengan más miedo a no cumplir con las expectativas sociales.

Así es como cada vez más gente se opera, como si se pudieran fabricar humanos a medida. Cintura de avispa, 50 kilos y un pecho 95C (por poner una talla) con un culo saliente, no dudo de que haya chicas con esta forma física, pero la diferencia de medidas es desproporcionada, además de que tienen que acabar con un dolor de espalda horrible. O gente que se opera la cara y al final parecen otras personas. No digo que esté mal operarse si realmente se tiene un complejo, pero primero había que mirar de donde proceden esas expectativas de querer ser una Barbie o un Ken.

dioses

 

EL FOCO DE MIRA

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Se habla mucho de esto. Ver el lado negativo de las cosas o ver el lado bueno de las cosas. He hablado de esto anteriormente a lo largo del blog. He hablado que ser positivo ayuda en la salud, en el modo de vida y a entender ciertas cosas que antes no éramos capaces de ver por la neblina. Pero he comprobado en mi propia piel que realmente siendo positivos y realistas, no el positivismo de la fantasía, conseguimos realmente lo que queremos.

Estamos acostumbrados a quejarnos, de que la economía va mal, de que el paro está alto y un largo etcétera, a quejarnos de lo que dicen o hacen otras personas. Pero si de verdad queremos cambiar algo, el cambio debe empezar por nosotros mismos.

¿Queremos ser exitosos? Pues tengamos visión, no nos anclemos en nuestras penas.

¿Queremos conseguir popularidad? Pensemos en como son las personas que nos agradan o a quien admiramos y que cualidades tienen.

¿Odiamos que nos traten mal? Pues demostremos nuestro poder (que no hablo de agredir o de insultar a nadie).

Debemos enfocarnos en aquellas cosas que nos hacen felices, debemos enfocarnos en ser agradecidos de las buenas cosas que tenemos o nos han sucedido en la vida.

¿No nos gusta algo de nosotros, o alguna relación con alguien en particular? Tomemos la iniciativa, seamos valientes. El cambio está en nosotros.

No suelo poner links de referencia, pero la verdad es que mientras buscaba libros que leer, uno de ellos me llevó hasta el siguiente vídeo y he de decir por mi propia experiencia, que realmente eso pasa así. Así que empezad a soñar, porque los deseos se cumplen.

http://www.youtube.com/watch?v=rLYo1OOii8s&list=HL1379168418&feature=mh_lolz

positivo

 

EL TIEMPO

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Valorar el tiempo es sumamente importante pero pocos pueden presumir de dominarlo.

Las penas del pasado se vuelven penas del presente y nos limitan en la construcción de nuestro presente. El pasado es lo que fuiste y lo que te ha hecho convertirte en lo que eres, así que si hoy en día no eres feliz, no estás contento con tu vida o tienes algún remordimiento de conciencia, deja de ignorarlo, fingir que no lo sientes o que no existe. Cuanto mayor tiempo esté en ti, mayor será el daño que te cause. Haz lo que tengas que hacer para que se libere: ríe, llora, perdona, grita o emprende alguna acción hacia la cosa o persona que te lo causó si es necesario. El pasado retenido es como una enfermedad que empieza en un foco y se extiende por todo el cuerpo como el veneno, hasta que se apodera de ti, de tu vida.

El futuro está aún por llegar. Lo que seas hoy determinará lo que serás en el día de mañana, así que deja de preocuparte por el qué pasará, donde estarás dentro de X tiempo o que será de ti. Cuando dejes de intentar controlar tu vida y empieces a disfrutarla, es cuando realmente empezarás a vivirla. Apreciarás más las cosas pequeñas como el tiempo, el sol, la lluvia, reír, los paisajes, los olores, los sabores o los sonidos. De lo único en lo que tienes que pensar es en que te hace feliz y conseguir la forma de que eso pueda convertirse en una manera de subsistir.

Deja volar tu imaginación y relájate. Preocupándote ahora no vas a conseguir que tu futuro sea mejor, ni si quiera cambiarlo. Intenta vivir tu vida como si fuese el último día de ella. No hagas de las preocupaciones tu vida, conviértelas en parte de ella y aprende a manejarlas, dales solo la importancia que se merecen. Cuando dejes que la vida fluya, la vida fluirá en ti.

disfrutar

LA VALENTÍA

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No quiero escribir un artículo que diga que tienes que creer en ti, eso te lo dice cualquiera. Quiero escribir sobre como hacerlo. Ahí radica la diferencia. En este mundo no existe nada fácil. Todas las personas exitosas que se ven en la tele han invertido más horas que nadie en conseguir aquello que querían hasta alcanzar la cima. Puede que algo se te de mejor o peor, puede que tengas talento natural para algo pero si no entrenas duro, por muy bueno que seas, no conseguirás ser el mejor y ahí es donde está el éxito.

Puede ser que alguno/a piense que no quiere pasar no se cuantas horas haciendo esto o lo otro, que prefiere no invertir tanto tiempo en trabajar/estudiar/entrenar, pero eso significa que realmente no es algo que quiera hacer. Quiero decir, uno empieza a creer que es capaz de ser/hacer cualquier cosa, cuando empieza a cuestionarlo. En vez de dejarte llevar por la corriente social, tienes que empezar a pensar por ti. Tienes que hacerte preguntas del tipo ¿Y si…? O ¿Por qué no? Pero tiene que ser algo que realmente quieras, porque no se trata de cambiar solo de actitud, se trata de llevarlo a la acción. Eso implica estar dispuesto/a a hacer un esfuerzo, implica dejar de lado la dejadez, la pereza, las inseguridades, el que dirán y sobretodo los pensamientos negativos o derrotistas del tipo “es que yo no valgo…”, “es que eso es muy difícil”, “es que nadie…” y un largo etcétera.

Si nadie en la vida te ha empujado a explorar más allá de lo que se ve, si no recuerdas como se sienten las primeras veces, si nunca nadie ha creído en ti, no te preocupes. La valentía es algo que se adquiere con la práctica. Además, la mejor manera de ganar la guerra es ganando pequeñas batallas, pues esto es lo mismo. Empieza por ponerte pequeñas metas, que sabes que eres capaz de hacer, pero añádele una dificultad. O empieza por ponerte objetivos a corto plazo (pero que sean realistas), en vez de hacer planes de futuro. Cada pequeña victoria te dará el valor o el coraje para preguntarte ¿Y ahora qué? Llegará un momento en que realmente creas que el camino que has escogido no tiene fin y te darás cuenta de que solo tú decides donde quieres parar.

camino

PREJUICIOS

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Desde que nacemos, crecemos rodeados de otras personas, respondiendo a nuestra naturaleza social. La gente no para de decir que cada persona es única, que no hay otro igual (pese a ser millones en el planeta) o que todos somos distintos. Pero la manera en la que nos educan y los ideales con los que nos hacen crecer son estándar. Entonces, veamos:

¿Por qué se valoran solo ciertos términos en los estudios? Por ejemplo, el CI. ¿Por qué todos aprenden lo mismo hasta los dieciséis años? ¿Por qué se imparten solo clases magistrales? Existen diferentes tipos de memoria, existen diferentes tipos de inteligencia, cada persona tiene sus habilidades y es bueno en algo. Lo mismo pasa con los ideales. Parece que nos implementan en el cerebro el concepto de que para ser alguien exitoso tenemos que ser un hombre/mujer de negocios, que nuestra vida tiene que ser lineal a lo largo de toda la vida de estudios y que tenemos que controlar o ser expertos en una única disciplina. Si en vez de querer vivir de cualquier oficio normalmente aceptado (o sea, profesor/a, psicólogo/a, bombero/a, policía, empresario/a etcétera), quieres vivir de otro oficio más usual como organizador de eventos, escritor, poeta etcétera la gente ya empieza a pensar que eso es muy difícil, que si no sería mejor que estudiases otra cosa, que como te vas a formar para eso y un largo etcétera. O la descarada implantación del modelo de vida consumista. ¿Viviendo de un trabajo qué no te gusta, teniendo una gran casa, una familia numerosa y un montón de artículos de consumo vas a ser feliz? ¿Y si no tienes tiempo, y si no quieres tener hijos y si a ti lo qué te hace feliz es algo tan simple como leer libros, vas a ser realmente feliz?

¿No sería mejor tener en cuenta todo esto antes de hablar de socialización? ¿No sería mejor tener en cuenta varios focos antes de determinar la inteligencia de una persona o tacharla de rara, antisocial o diferente? Parece que quieren que crezcamos en masa como los cultivos y que vivamos nuestras vidas como zombies siguiendo las reglas impuestas por la sociedad. Al carajo lo normal. ¡Yo quiero ser diferente!

diferente

«Entre el querer ser y el tener que ser está la diferencia» I.L.

PAREJA, ¿SÍ O NO?

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¿Qué hacer cuando tener pareja supone un problema? No hablo de los problemas sobre los que he hablado en la categoría de LA PAREJA, hablo de otra clase de problemas. Parece o al menos la sociedad nos hace creer (y esto último no me lo acabo de inventar, sino fijaos en las letras de las canciones románticas o más bien deberíamos llamarlas dramáticas porque no paran de decir cosas como “sin ti no soy nada”, “sin ti no puedo vivir” y un largo etcétera o en las películas dramáticas como Romeo y Julieta o Crepúsculo, en el que nos dicen que no merece la pena vivir si perdemos a nuestro ser amado o en el que incluso, en el último caso, una mujer se transforma de humana a vampiro con tal de permanecer para siempre con su amor) que nuestro sentido existencial trata de estar con alguien.

Como si fuese eso lo único para lo que hemos nacido. Vale, sí, nuestro último fin es la de la supervivencia de la especie, pero teniendo en cuenta que ya hay una superpoblación de humanos en la tierra, tal vez habría que cambiar un poco el chip. No digo que no haya que tener pareja o que no haya que crear una familia, sino que no debemos centrar nuestra vida en otra persona. Imagínate que mientras estás viviendo tu vida aparece una princesa o un príncipe (por idealizarlo). Lo conoces, te gusta, te enamoras y casi por arte de magia, él / ella se convierte en el centro de tu vida, se convierte en tu sueño, en tu deseo, en tu pensamiento y en tu ideal, se convierte en tu vida. Dejas de pensar que hacer con tu vida, que quieres llegar a ser, de que te gustaría trabajar, cuales son tus sueños y tus aspiraciones. En el peor de los casos llegas a estar disponible para esa persona incluso los 365 días del año las 24 horas del día y sólo te importa estar con esa persona, como si el resto del mundo se desvaneciera.

Eso, querido lector, no es amor, es dependencia emocional. Si estar con una persona te impide ser tú mismo/a, estate soltero/a hasta conseguir alcanzar tus expectativas o hasta conseguir poder ser tú mismo estés o no estés con alguien. Si no tienes pareja durante mucho tiempo, no cedas a las presiones o no intentes cumplir con las miras de los demás, sólo tú puedes hacerte feliz. Puede ser que te encuentres también con personas emocionalmente dependientes que quieran que tu vida gire en torno a ellos/as y siga la cadena que he descrito anteriormente, pero eso sigue sin ser amor. En el mejor de los casos, te puedes encontrar con un príncipe o una princesa de verdad que te ayude a ser lo mejor que puedes llegar a ser y que sea capaz de entender perfectamente, que a veces, para hacer feliz a alguien tienes que dejarlo/a ir.

dependencia emocional

«La felicidad no llega con la pareja, llega con el amor». I.L.